jueves, 30 de abril de 2009

Dios, que buen vasallo, sí tuviera buen Señor...

Hay frases que merecen todo un libro. Una de las más paradigmáticas en la lengua de Cervantes, aunque en este caso varios siglos antes de su nacimiento, aquella que nos encontramos en el Cantar de mío Cid: “¡Dios, que buen vasallo, sí tuviera buen Señor!

Rememoro esta frase porque ayer leí en un artículo de Leopoldo Abadía una acepción que desconocía. Cita a un filósofo amigo suyo que explica que “el verdadero sentido de la frase del Poema lo da el acento de la conjunción sí, que muchos pasan por alto: no es una condicional, sino una desiderativa (“¡ojalá tuviera buen señor!”).”

Hoy la he recordado con nostalgia leyendo el blog de Santiago González en el que comenta la intervención del marido de Carla Bruni en el Congreso de los Diputados hablando del terrorismo sin ambages y entendiendo las preocupaciones de los españoles mejor que un presidente que ni está ni se le espera.

Faltan pocos días para el 2 de mayo pero con estos presidentes, a un lado y al otro de los Pirineos, doscientos un año después la Historia hubiera sido distinta gobernando al gran pueblo español.

Un presidente y un discurso

El presidente de la República Francesa se dirigió ayer a los diputados y senadores reunidos en el Congreso. Llegó, paró, templó y mandó, como diríamos en términos taurinos. Con unos papeles que apenas miró, intercambiando guiños cómplices con su mujer, sentada en la tribuna de invitados, tomó posición en la presidencia de la cámara, junto a Bono y habló. Con aplomo, con seguridad de quien sabe que manda y también sabe que sabe lo que dice. He aquí un par de párrafos de muestra sobre sus convicciones en materia de lucha contra el terrorismo:

Sin embargo, la democracia española aún tiene un enemigo, y este tiene un nombre: el terrorismo de ETA. Señor presidente, señoras y señores, que las cosas queden claras. Francia no tiene un doble discurso; Francia sólo tiene un discurso. Cada vez que la democracia española necesite a la República Francesa en su lucha contra los asesinos, la democracia española podrá contar con la República Francesa. Francia, patria de los derechos humanos, perdería su honor si fuese un santuario para los terroristas. Francia quiere combatir a los asesinos. En una democracia la batalla de las ideas se libra en las urnas. Quienes pretenden ganarla escondiéndose detrás de las bombas, matando a inocentes, no son más que unos asesinos y Francia luchará contra ellos hasta acabar con el último.
Estimados amigos españoles, pueden contar con la democracia francesa, independientemente de los gobiernos que ustedes elijan democráticamente. Cuando fui ministro del Interior trabajé junto a los ministros de José María Aznar y después, al llegar al cargo de presidente de la República, he estado trabajando con el presidente Zapatero. Cuando se entabla una lucha de este tipo, no se lleva a cabo una política partidista. Cuando la democracia española nos enseña su rostro, con sus dos grandes partidos políticos, el Partido Popular y el PSOE, dos partidos capaces de ir más allá de sus diferencias para hablar con una misma voz en contra del terrorismo, el conjunto de Europa aplaude y admira a la democracia española.

Señoras y señores, quería decirles también que quizá algunas veces haya habido en mi país un debate sobre este tema. Cuando transigimos con los terroristas, no ven la mano tendida, solo ven la debilidad, y la debilidad no puede ser el elemento más importante de una democracia. En mi país todo el mundo está convencido de ello, así que cuenten con la Policía francesa, una policía feliz de poder trabajar con las Fuerzas de Seguridad españolas.

Sarkozy explicó a nuestros ministros, diputados y senadores qué cosa es España y cómo somos los españoles. Luego explicó al presidente del Gobierno de España cómo tiene que afrontar la Presidencia de la Unión Europea:

Pero quiero también que la Presidencia española de la Unión Europea sea una presidencia abierta, que rechace la ingenuidad, que acepte protegerse. Esta es una Europa que no va a ceder, que va a hablar de preferencia comunitaria, que va a defender a sus agricultores al igual que los presidentes estadounidenses han defendido a sus agricultores, una Europa que va a imponer leyes de protección medioambiental a sus empresas y que, sin embargo, no dejará entrar en la Unión Europea productos fabricados en aquellos países donde no respetan las reglas medioambientales, las reglas morales, las reglas sociales, porque eso no es proteccionismo, eso es rechazar la ingenuidad.

Qué tío. Si midiera 1,85 sería decididamente inaguantable.

No hay comentarios: