Difícilmente los debates de estos días consigan cambiar significativamente la intención de voto de los ciudadanos. Únicamente pueden servir para no defraudar a los ya convencidos, que no es baladí.
El debate de ayer fue más vivo que el de la semana pasada, excesivamente encorsetado en las decenas de requisitos que impusieron ambos partidos. Así debería ser un debate auténtico, sin más reglas que las propias del respeto democrático y un cierto control del tiempo total del que dispone cada candidato que ya se iría compensando a lo largo del debate.
Las encuestas de cada medio de comunicación dan por vencedor a su candidato preferido, cada vez disimulan menos su línea ideológica, por otra parte preferible pues así ya no se engaña a ningún despistado.
Desde mi punto de vista, se vio a un Zapatero nervioso, sin argumentos y al ataque ante las críticas incisivas de un Rajoy crecido y que demostró estar preparado para ocupar el cargo de Presidente del Gobierno.
Pongo algunos enlaces de interés como la transcripción íntegra del debate y la famosa primera pregunta de Rajoy de la legislatura en la que, como se puede comprobar, habla de economía en contra de lo que reiteradamente negó Zapatero.
Otro momento que llamó la atención de los espectadores fue la referencia de Rajoy a un empresario que fue multado por tener el rótulo de su negocio en castellano. Hoy, varios medios de comunicación se han puesto en contacto con el Sr. Nevot que ha explicado el expediente que le abrió la Generalitat.
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