sábado, 9 de mayo de 2009

Distintos como dos gotas de agua

Para ser sinceros, poca confianza inspiran los socialistas en el Gobierno vasco pero teniendo en cuenta los antecedentes, por poco bien que lo hagan será una mejora notable.

Para empezar, el cambio de régimen ya se ha dejado notar en la toma de posesión del nuevo lehendakari. Patxi ha prometido ejercer su cargo con lealtad a la Corona.
Juan Manuel de Prada critica en ABC comenta la supresión de los simbolismos religiosos:

López, al menos, nos evita el escarnio de la religión y promete su cargo con la mano puesta sobre el estatuto vasco, como la podría poner un mandatario andorrano sobre su constitución; esto es, sabiendo que el estatuto vasco, como la constitución de Andorra, a nada lo compromete, pues mañana se puede cambiar mediante un mero acto de la voluntad. Y aquí nos atreveremos a plantear la única discusión fundamental que nuestra época, engolfada en discusiones retóricas, ni siquiera huele (y no la huele porque no puede hacerlo, pues ha sido privada de olfato). En la tradición tomista, la autoridad baja de Dios, pero el depositario de esa autoridad no es directamente el gobernante, sino todo el cuerpo social organizado; y la autoridad de los gobernantes no viene inmediatamente de Dios, sino mediatamente, a través del pueblo, que por contrato, elección o evolución política expresa o tácita delega esa autoridad en el gobernante. Así ocurría, por ejemplo, en la monarquía cristiana; y puede ocurrir también en una democracia no adulterada, pues «el gobierno es más suave y más feliz cuando todos tienen en él alguna parte en la medida de su capacidad», según decía Santo Tomás.


Y la poesía se abrió paso a los discursos con los versos de la escritora polaca polaca Wislawa Szymborska:

Nada sucede dos veces
y es lo que determina
que nazcamos sin destreza
y muramos sin rutina.

Ningún día se repite,
ni dos noches son iguales,
ni dos besos parecidos,
ni dos citas similares.

Entre sonrisas y abrazos
verás que la paz se fragua
aunque seamos distintos
como dos gotas de agua.


Hoy España es un poco mejor porque ha recuperado a uno de sus hijos pródigos.

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