martes, 3 de marzo de 2009

Así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden

Hago un paréntesis en los comentarios sobre las cosas del César para hablar de las cosas de Dios.

El Evangelio de hoy (Mt 6,7-15) nos recuerda la oración que Jesús enseñó a sus discípulos.

Nos dice: “Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas”.

Esto me recuerda una anécdota que, comentando este pasaje del Evangelio, el sacerdote D. Joan Marqués i Suriñach explicaba:

“Acabada la guerra civil española (año 1939), unos sacerdotes excautivos celebraron una misa de acción de gracias en la iglesia de Els Omells. El celebrante, tras las palabras del Padrenuestro «perdona nuestras ofensas», se quedó parado y no podía continuar. No se veía con ánimos de perdonar a quienes les habían hecho padecer tanto allí mismo en un campo de trabajos forzados. Pasados unos instantes, en medio de un silencio que se podía cortar, retomó la oración: «así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Después se preguntaron cuál había sido la mejor homilía. Todos estuvieron de acuerdo: la del silencio del celebrante cuando rezaba el Padrenuestro. Cuesta, pero es posible con la ayuda del Señor.”

"Queremos que Dios nos perdone y que los demás también lo hagan; pero nosotros nos resistimos a hacerlo. Cuesta pedir perdón; pero darlo todavía cuesta más. Si fuéramos humildes de veras, no nos sería tan difícil; pero el orgullo nos lo hace trabajoso. Por eso podemos establecer la siguiente ecuación: a mayor humildad, mayor facilidad; a mayor orgullo, mayor dificultad. Esto te dará una pista para conocer tu grado de humildad."

Mañana hablaremos del Gobierno.

1 comentario:

Unknown dijo...

Personalmente me gustaba mucho más la versión "perdona nuestras deudas...", me parece que la palabra "deuda" implica mucho más que la mera ofensa.
Desde mi punto de vista la palabra "ofensa" se entiende como un comportamiento negativo, mientras que "deuda" expresa también omisión.
No basta sólo con no ofender, dice Personalmente me gustaba mucho más la versión "perdona nuestras deudas...", me parece que la palabra "deuda" implica mucho más que la mera ofensa.
No basta sólo con no ofender. Dice el refranero español "es de bien nacido el ser agradecido", y es que aunque todo el mundo considera que el “no ofender” es una obligación, no resulta tan claro que el ser agradecido también lo sea.
Además, y siempre desde mi punto de vista, “ofender” implica un comportamiento negativo, sin embargo, simplemente por el hecho de estar vivos estamos en deuda con mucha gente y por supuesto también con Dios.
Resumiendo, me parece que el simple cambio de la palabra “ofensas” por “deudas” en el Padrenuestro, tiene mucha más importancia de la que en principio parece, ya que permite que nos autoclasifiquemos como buenas personas mucho más fácilmente, por ejemplo, con el consabido “yo no hago daño a nadie”.
Me parece que esta reflexión tiene relación con varias de las entradas de tu blog sobre “lo divino”.
Aprovecho también para comentarte que he descubierto hoy mismo tu blog y que he estado hojeandolo un poco. Me parece muy entretenido, así que ya nos veremos.