
He leído hoy en ABC un interesante artículo sobre el vibrante discurso que pronunció Sir Winston Churchill en la Cámara de los Comunes, inmediatamente después de ser nombrado Primer Ministro.
El articulista reflexiona que el texto original en el que Churchill ofrece «Blood, toil, tears and sweat» es traducido sistemáticamente en castellano como «Sangre, sudor y lágrimas», olvidándose del esfuerzo.
Parece sintomático este olvido de todo lo que significa esfuerzo para conseguir los restos más importantes.
Precisamente en el año que nos espera, el esfuerzo de todos será fundamental para superar una crisis que se prevé grave. Deseo a todos un feliz año y que no flaqueemos en el esfuerzo de “tirar del carro”.
Texto completo del discurso en inglés y castellano.
«Sangre, sudor, esfuerzo y lágrimas»
RAMÓN PÉREZ - MAURA
Poco después de haberlo leído, Turner publicó la edición española de esta obra. Confieso mi decepción. La versión traducida del título es «Sangre, sudor y lágrimas. Churchill y el discurso que ganó una guerra». Y lo primero que decepciona es que se pueda dedicar un libro entero (133 páginas en la versión española) a un discurso y que el traductor o el editor no dediquen ni una nota a pie de página a explicar cómo y por qué se sigue traduciendo «Blood, toil, tears and sweat» por «Sangre, sudor y lágrimas».
Admitamos que la versión española del discurso ha quedado registrada así en la memoria colectiva. Pero lo que no es editorialmente aceptable es que ni siquiera en la traducción del discurso, que se ofrece íntegro -es probablemente uno de los más cortos que Churchill pronunció en su vida- ni siquiera ahí se cita los cuatro -y no tres- elementos que Churchill ofreció al país: «Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor».
Vivimos en un tiempo en que el esfuerzo es un valor que está en declive. Muchos esperan que sea el esfuerzo de otros el que resuelva sus problemas. Éste es un libro que incluso en su versión en español de la que ha desaparecido la invocación al esfuerzo que hacía Winston Churchill para ganar una guerra nada menos que contra Hitler, incluso ahí, queda patente el valor del esfuerzo personal para alcanzar las metas que nos proponemos. No está de menos tenerlo presente ante el 2009 que nos espera.